Categoría: Inspiración en progreso
Son encuentros ágiles donde cineastas, técnicos y creadoras comparten, en minutos, el corazón de sus procesos: decisiones creativas, soluciones a bajo presupuesto, errores que enseñan y herramientas que sí funcionan. No son clases magistrales ni pitches: son detonadores de ideas.
Cada sesión gira en torno a un eje (documental, ficción breve, animación, sonido, distribución, micro-presupuestos) y cierra con una breve ronda de preguntas. Son cápsulas para encender proyectos y tejer redes.
Porque el norte se cuenta en corto.
Para thomDíaz, el cine comenzó en silencio, entre el sonido leve de unas agujas tejiendo y las luces parpadeantes de una televisión. “Mi primer acercamiento fue de pequeño —recuerda—, observando a mi abuela Refugio ver cine en la televisión.” Eran las películas en blanco y negro de la época de oro del cine mexicano.
A veces basta una sala oscura y una historia luminosa para que todo empiece. Para Marco Ibarra, ese primer destello ocurrió en el cine Sada Vidrio, mientras veía El Mago de los Sueños. Aquel momento, simple y poderoso, fue una puerta a la imaginación.
Raúl Quintanilla recuerda su primer encuentro con el cine como un viaje doble: uno en carretera y otro hacia el asombro. “Fuimos mi mamá, mi hermana y yo, después de un largo trayecto en camión, a ver Fantasía”, cuenta. Aquella experiencia —mezcla de cansancio, magia y música— marcó el inicio de una vida guiada por la imagen.
Hay quienes llegan al cine por casualidad, y hay quienes llegan porque una imagen los arrastra. Para Mauricio Elizondo, ese primer viaje ocurrió sobre una alfombra voladora. “Ver Aladdín fue sentir que yo también...