Autor: adminplano

Roberto Uriel Torres: La vida en movimiento

Para Roberto, el cine comenzó en la televisión. En casa, los fines de semana, las historias del cine de oro mexicano llenaban la sala. Era una rutina sencilla, pero mágica: “Veíamos esas películas en tele abierta —recuerda—.

Gerardo Villarreal: El eco invisible del cine

Para Gerardo Villa Rela, el cine comenzó con dos rugidos: el de un T-Rex y el de una motocicleta futurista. “Ver Terminator 2 con mi papá, y después Jurassic Park, fueron experiencias que me marcaron desde niño.”

Marco Ibarra: Animar la mirada

A veces basta una sala oscura y una historia luminosa para que todo empiece. Para Marco Ibarra, ese primer destello ocurrió en el cine Sada Vidrio, mientras veía El Mago de los Sueños. Aquel momento, simple y poderoso, fue una puerta a la imaginación.

Raúl Quintanilla: El cine como misterio

Raúl Quintanilla recuerda su primer encuentro con el cine como un viaje doble: uno en carretera y otro hacia el asombro. “Fuimos mi mamá, mi hermana y yo, después de un largo trayecto en camión, a ver Fantasía”, cuenta. Aquella experiencia —mezcla de cansancio, magia y música— marcó el inicio de una vida guiada por la imagen.

Amores perros, 25 años de una herida abierta que sigue latiendo

A 25 años de Amores perros, el cine mexicano vuelve a mirarse en el espejo que cambió su historia.
La ópera prima de Alejandro González Iñárritu no solo rompió esquemas narrativos, sino que reveló la intensidad y el caos que habitaban en la ciudad y en nosotros mismos.
Un cuarto de siglo después, Amores perros sigue latiendo como una herida abierta y como una lección de que el cine —cuando es verdad— nunca envejece.